Sunday, March 22, 2015

Un Perro y un Amigo

     Al atardecer del 21 de Marzo del 2012, mi amigo mas peludo dejo de existir. A travez del telefono la pena y dolor en la voz de mi mama fue tan palpable como el nudo que se me formo en la garganta. Fue muy dificil escuchar las palabras que empleaba para describir los ultimos momentos terrestres de aquel tan querido animal. Nuestro viejo perro ya llevaba varios meses enfermo, y aunque nadie en mi familia lo admitia en voz alta, era claro que aquel noble, atento y gentil perro tan querido moraba en el crepusculo de su existencia canina. Fue asi que en una calurosa noche Floridana se accomodo de medio lado como habia hecho tantas veces antes, pero con la triste diferencia de que en esa occasion sería para exhalar su último respiro y tener su último pensamiento . Daría mucho por saber cual habra sido ese pensamiento. El pollo que tanto le gustaba separar con su hocico del arroz que mi mama le cocinaba? Como mi papa se dedicaba a limarle las uñas? El sonido de su nombre? Cuanto odiaba al vecino de al lado?

     Lo vi por ultima vez en Enero mientras visitaba a mis padres para celebrar la llegada del año Nuevo. Ya le era muy dificil transladarse de un lugar a otro y habia perdido mucha habilidad para oir, pero sabiamos que aun sentia el estruendo y las explosiones de los fuegos artificiales del vecindario. Esto siempre le forzaba a esconder el rabo y salir de prisa a buscar cobija en el rincon mas obscuro y distante de la casa. En los dias despues de fallecer, varias veces me dedique a buscarlo en mis fotografias, notando el incremento de su ausencia de ellas a lo que su salud declinaba. No puedo decir que fue por un presentimiento y en realidad debido a su estado de salud los peresentimientos estaban de mas, pero tome mucho mas tiempo al despedirme de el ese dos de Enero. El tenia la curiosa caracteristica de demostrarse desanimado cuando alguno de nosotros se preparaba para salir de la casa sin el, pero por su condicion ya no le alcanzaban las energias ni para el desanimo y eso me entristecio mucho. Aun asi, al despedirme de el, una pequeña parte de me acepto que no lo volveria a ver mas en vida.

Tras de encontrar varias fotos muy graciosas de el, despues de compartir simpaticas anecdotas con mi hermana y luego de iniciar algunos projectos artisticos comemorativos para combatir mi pena y dolor, encontre que fue de mucha ayuda revivir, y ahora compartir, mis experiencias favoritas con el.

     Una bella tarde veraniega lo lleve a pasear al parque que queda al cruzar la calle en donde viviamos en la ciudad de Nueva York. Repentinamente senti que el brazo se me quizo desprender del cuerpo porque me jaló violentamente por la correa conectada a su collar. Con mucha angustia me di cuenta que la causa del doloroso cambio de direcion fueron dos perros mucho mas grandes que el y que aun no habian notado que se les aproximaba rapidamente y con malas intenciones. Antes de poder reaccionar me encontre en el centro de una legitima pelea de perros; un tumulto de gruñidos, ladridos feroces y el centelleo de filosos colmillos. A pesar de la mezcla de panico y rabia que senti pude jalar de su correa con todas mis fuerzas hasta que los tres perros quedaron separados uno del otro. Para mi sorpresa y enorme alivio note que ningun perro sufrio daño alguno, dejando de ultimo una rabia multiplicada al ver que fue mi perro el iniciador del incidente. El pensar en lo que le pudo haber pasado a cualquiera de los perros me hizo temblar, pero al pensar en lo que me pudo haber pasado a mi me revolvio el estomago. De imediato salimos del parque con rumbo al apartamento mientras yo le regañaba en voz alta como a un niño desobediente. Apenas entramos al apartamento  lo ordene a que se acostara en la sala y que se quedara acostado, que no se atreviera a moverse de ahi. Su comportamiento para ese momento ya era completamente opuesto al de hacia cinco minutos; el rosado interior de sus enormes orejas parecian estar permanentemente pegadas hacia atras, su cabeza descansaba en sus patas delanteras, sus gran ojos marones y apologeticos querian sostener la mirada conmigo pero nerviosamente rompian el contacto. Ya no viendo necesidad de gritarle mas, me di cuenta que las manos aun me temblaban y pase a la cocina para tomarme un vaso de agua y tranquilizarme, luego a mi cuarto para seguir con el projecto que tenia pendiente.

     Fue una media hora mas tarde que sobre la musica que escuchaba por el radio pude tambien oir el caracteristico sonido de sus uñas largas y obsucras haciendo “clicks” sobre el suelo cubierto de láminas de linoleo. Sin romper por completo mi concentracion me di cuenta que a medida que se acercaba a la entrada del cuarto, reducia sus pasos mas y mas hasta que pararon por completo en la puerta y justo fuera de mi vista.  Considere tan raro lo que estaba sucediendo que me incline lo suficiente en mi asiento para ver que fue lo que lo detuvo.  Resultó que me encontre con la mirada más triste y arrepentida en la historia de miradas tristes y arrepentidas. Su cabeza colgaba tan bajo que sus bigotes se doblaban contra el piso, y cada bigote parecía pedir perdon. Ya habia leido muchas veces que cuando se neceisita diciplinar a los niños, y a ciertos animales, no se deben mantener castigados por mucho tiempo porque entonces desasocian el castigo con la ofensa cometida. En completa infracción de esta Buena regla, se me habia olvidado tenerlo castigado, de haberle dicho que no se moviera de la sala. El pobre perro decidio jugarse la suerte y pedir la misericordia de la corte. Este acto me causo mucho asombro, no tanto por haberlo encontrado muy aprensivo en la entrada al cuarto preocupado, de que aun estaba enojado con el; sino que cuando era niño yo hice lo mismo para tratar de volver a ganarme el “carino” de mis papás despues de que me hayan castigado por A o B motivo. Aveces me funcionaba el plan, y esta vez el plan le funcionó sobre mi. Con el último mal sentimiento completamente evaporado, fui yo quien le pidio disculpas en voz alta y juguetona a lo que lo acariciaba y le sobaba la cabeza. Instantaneamente regresó a ser el perro normal y alegre de siempre mientras rodamos en el piso jugando. Fuimos a buscar unas de sus meriendas favoritas, asi creando una de mis favoritas experiencias.

     Mientras yo todavia era de la opinion de que no podíamos, no debíamos quedarnos con aquel perro que parecia demasiado grande para el apartamento que hasta para nosotros hacia tiempo nos habia quedado pequeño, el hizo algo que me dejo estupefacto. Y como fui el unico testigo de los acontecimientos, estuve tan ansioso de compartir la historia con mi familia al dia siguiente como lo estoy ahora al escribirlo.

Admito que en aquel entonces, aunque en voz alta decia que no nos podíamos quedar con el perro, secretamente me estaba cayendo super-bien. Pero la verdad era que tambien le tenia una medida de miedo; cuando ladraba era estruendoso y resonaba fuertemente contra las paredes del apartamento. Y como les dije, el apartmanto era pequeño, lo que magnificaba el eco del ladrido. Carramba, era intimidante, y yo siempre pegaba aquel brinquito involuntario igual como cuando de cerca explota un fuego artificial. Cuando me atrevia a darle de comer de mi mano lo hacia aguantando la respiracion y rezando rapidamente ya que no parecía importarle mucho si alguna porcion de piel o un dedo entero recibia el pinchazo de uno de sus colmillos. No quiero dar a entender de que viviamos aterrados o en constante miedo, sino que entendiamos que faltaba enseñarle nuevos trucos a un perro viejo. Eventualmente comenzo a comprender las lecciones que le estabamos proporcionando, incluyendo que no le permitiamos entrar a ningun dormitorio de noche. Vividamente recuerdo la gracia que me causaba cerrar la puerta del cuarto noche tras nocher y verle la expression de confusion en su peludo rostro como si se dijera “ Que hacer tu adentro que no dejarme ver?” (en mi mente todos los animales no solo hablan internamente sino que hablan a la manera de Tarzán o como un gringo aprendiendo español. Animales que hablen imaginariamente no me parece extraño, pero que hablen en perfecto Castellano si.)


Los siguientes cuatro ladridos me causaron salir corriendo hacia donde estaba con la intencion de apretarle el hocico entre ambas manos y
susurarle entredientes en su gigante orejota rosada que se callara. 


Mi porcion de lasagna aun estaba en el refrigerador esperando pacientemente el momento en que yo le diera muerte via merienda de medianoche. Estaba especialmente ansioso ya que era una porcion de esquina, o sea que faltaba poco para saborear lasagna de no solo uno sino dos lados crujientes y tostaditos a la perfeción. Entre a la cocina muy enfocado en prepar mi delicia nocturna. Es más, estaba tan concentrado que pasaron varios minutos antes de caer en cuenta que el perro estaba estrañamente ausente. Esto era especialmente raro ya que el mostraba mucho mas interés en lo comiamos nosotros que en lo que le dabamos para comer. Bueno, yo segui con mis planes y cuidadosamente regrese al cuarto, puse el plato sobre una mesita y cerre la puerta tras de mi…y fue justo cuando empezaron los ladridos. Los ruidosos e incesantes ladridos. El primero me causo tanto susto que derrame la mitad del jugo en el suelo, y por un instante no tenía la menor idea que era aquellas explosiones. Los siguientes cuatro ladridos me causaron salir corriendo hacia donde estaba con la intencion de apretarle el hocico entre ambas manos y susurarle entredientes en su gigante orejota rosada que se callara. Al acercarmele me di cuenta de que ladraba desde el centro de la sala obscura, donde mas lejos del cuarto se podia estar sin perder la vista de la puerta. Habia algo muy raro en eso pero antes de ni siquiera poder imaginarme lo que estaba a punto de suceder, este perro astuto espero hasta el ultimo posible instante antes de alcanzarmelo para esquivarme y salir en carreras derechito hacia el cuarto. Pude oir el momento en que un colmillo hizo contacto con el plato a lo que devoro mi perfectamente calentada porcion de ricura italiana. El operativo solo duro meros segundos, pero llegue al cuarto con tiempo para ver como se lamia la salsa de tomate que le quedo en los bigotes. No lo podia creer – este perro me habia atraído con sus ladridos al punto necesario para tener suficiente tiempo en llegar antes que yo al plato de comida. Cosa que obviamente encontraba mas delicioso que yo. Mission cumplida, perro bandido, pense para dentro de mi. Lo unico que le falto fue el haber atrancado la puerta y dejarme afuera toda la noche. Lo cierto era que con esa acción tan clandestina, tan perfectamente ejecutada me gano el corazón. Le dije que si hubiera tenido una segunda  
Lo deje dormir en el cuarto esa noche.

     En Septiembre de 1997 algunos aspectos de mi vida no andaban muy bien que digamos y mi auto-estima la traía arrastrando detras de mi. En aquel entonces fui diseñador de juguetes y sus empaques, lo cual en si era un trabajo bastante rico, pero lo hacia bajo la supervision de un individuo quien con el tiempo me vine a dar cuenta conducia una vida altamente destructiva llena de drogas y transnochos. Las cosas pasaron de hacer el trabajo que le correspondia de vez en cuando, a constantemente hacer lo que le correspondia ademas de mis responsabilidades. Acostumbraba presentarse a lo hora que le daba la gana, marcharse mucho antes de la hora debida y mientras tanto era poco lo que laboraba. Ademas de eso, mi relacion con la novia de ese entonces se había convertido en un nudo de amarguras y conflictos debido a una basica realidad que ni ella ni yo podiamos en el momento aceptar; que por diferencias de caracter y filosofias habiamos llegado al fin de la relacion, pero eramos incapaces de dejar ir el uno al otro. Esa incapacidad destrozo no sólo lo poco que quedo de la relacion sino toda posibilidad de una futura amistad tambien. No lo sabia todavía, pero estaba a punto de aprender de que si es preferíble estar solo que mal acompañado. Habia oido a mis padres pronunciar esa axioma muchas veces antes, pero por primera vez la estaba escuchando.

Despues de un dia particularmente desolador en ambos frentes de trabajo y del corazón, llegue a casa con la intencion de colapsarme, comer y quizas echarme una lloradita también, en ningun orden en particular. A lo que cerraba la puerta, de re-ojo note una fugura agil y rubia que cruzo el final del pasillo. En mi estupor emotivo pense por un segundo que una persona de largos cabellos dorados acababa de gatear de la sala a la cocina. Como ya venia muy desubicado, no encontre que esto fuera raro. Despues de descansar mis cosas en sala y saludar a mi famila fui rapidamente enformado de que mi hermano se habia encontrado un perro claramente sin dueño montado en un elevador de su colegio, y que al finalizar el dia decidio llevarselo a casa. Ya eran tres los informativos consecutivos que cualquier otro dia hubieran sido noticias supremamente extrañas. Pero ese dia no. Como si estuviera siguiendo un libreto, en ese instante volvio a entrar a la sala muy campantemente un perro rubio con orejas muy grandes, luciendo como si siempre hubiera vivido con nosotros. Se acomodo en el sofa directamente en frente de mi, y en un movimiento natural pero a la vez completamente contradictorio me dije para entre si “no podemos quedarnos con este perro”, a lo que le abraze por el cuello con ambos brazos y senti parte de el estress que llevaba salirse en las lagrimas calientes que derrame sobre el.


Referiendonos a la compañia de elevador en que mi hermano lo encontro montado, comenzamos a llamarle OTIS.


QEPD

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